domingo, 16 de noviembre de 2025

Una Sonrisa que Nunca se Apagó

La persona que ven en la foto pasó siete años de su vida conectado a una máquina de diálisis, enfrentando una existencia que parecía interminable. Sobrevivió a 12 cirugías y a un trasplante renal que marcó un antes y un después. Cualquier persona en su sano juicio hubiera tirado la toalla... ¿y quién no? Pero él no. Él es un ser humano común y corriente, con más errores que aciertos, con fracasos que duelen y éxitos que apenas alcanzan para seguir. Un hombre al que admiro profundamente porque nunca dejó de sonreír, ni siquiera cuando, postrado en una cama de hospital, recibió los santos óleos. Si a cualquiera le hubiera pasado lo mismo, quizás no lo habría soportado. Yo no lo hubiera hecho. Caer. Levantarse. Caer de nuevo. Levantarse otra vez. ¿Cuántas veces más lo hará? No lo sé. Pero lo que sí sé es que este pana se merece todo mi respeto. Vendrán más tormentas, seguro. Pero por cómo ha enfrentado cada una hasta ahora, estoy convencido de que saldrá avante, triunfante, como siempre. Porque le esperan cosas buenas. Muchas. Por su paciencia infinita. Por su fuerza callada. Por su resiliencia que no grita, pero que se ve en cada cicatriz. Y si esa persona soy yo… Mau. 💙

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